Quizá iba siendo hora de revisitar MDNA. Ahora que Madonna prepara nuevo disco y se suceden los rumores, la frase más repetida es que ojalá sea mejor que el anterior. Se filtró una supuesta canción, We-R-Superstars, que disparó las expectativas, pero finalmente resultó ser del DJ Sander Keineblerg. Habrá que armarse de paciencia. Más allá de géneros y calidad, una de las cosas que deseo para lo próximo de Madonna es que esta vez acierten con la selección y el orden de las canciones. Porque eso es lo que falló en MDNA, la secuenciación.
Incluso hoy en día que cualquiera puede hacerse sus propias listas de reproducción, saber ordenar un disco es importante. Tanto o más que descartar las canciones que no tenían cabida. Será la carta de presentación del álbum. Lo que decante la balanza: ¿se lo recordará como algo frívolo o como un divertimento con chicha? Y para eso, no basta con meter 16 canciones al tuntún, como se hace demasiado a menudo, y más ahora que la música parece venderse al peso: ya no importa tanto la calidad como la cantidad. Si quieres vender, tienes que atiborrar el CD de bonus tracks y temas exclusivos.
Me gusta imaginar que las canciones de un disco van contando una historia. Music de Madonna, por ejemplo, para mí narraba una relación unida por la música: desde los bailes en la discoteca donde se conocieron hasta la autoafirmación final, incluyendo las épocas felices, los celos, las dudas. Más o menos lo mismo contaba Bilingual de Pet Shop Boys. Reconozco que son argumentos cogidos con pinzas porque no debía ser la intención original de quien decidió el orden, pero así se comprueba que las canciones fluyen en lo temático y lo musical.
Esta vez, con MDNA, Madonna lo tenía a huevo. Tratándose de su disco post-ruptura, la historia se escribía sola. Pero a veces es más cómodo barrer lo doloroso bajo la alfombra. Relegarlo a un bonus track, como si no existiera. Creo que, más que intrascendencias como Give Me All Your Luvin’, el público hubiera valorado la sinceridad de una Madonna vulnerable, que pedía perdón por los errores cometidos y hasta confesaba echar de menos ciertas cosas buenas de su ex-marido. Frases demoledoras como «No siempre fue perfecto, pero no siempre era malo» se escondieron tan al final, que poca gente tuvo el valor de llegar hasta allí.
Dejo en Spotify mi propuesta de tracklist para una edición ideal de MDNA. Fuera medianías, fuera experimentos fallidos.
1. Gang Bang
2. Girl Gone Wild
3. I’m Addicted
4. Beautiful Killer
5. Masterpiece
6. Love Spent
7. Turn Up The Radio
8. I’m A Sinner
9. I Fucked Up
10. Best Friend
11. Falling Free
Un recorrido desde los demonios interiores, combatidos con la frivolidad, hasta las nuevas historias que te llevaron a reconciliarte con tu pasado. Ese que siempre volvía por más que intentaras evadirte. Hasta que dejaste ir y cerraste el círculo. Sí: cuando perdonas y te perdonas, ya no quieres disparar a lo loco. Caes libre.
Me ha encantado tu visión sobre MDNA. Hasta creo que coincido con el orden de tu «tracklist».
Es una lástima que a veces la personas que rodean a estas Mega-Stars puedan influir tanto en su carrera, y su sello personal quede totalmente a un lado. Solo espero que para esta nueva Era Madonniana que se está cociendo nos aporte cosas nuevas, de calidad, y sobre todo bien argumentadas.
Gracias
No sé si es que está mal asesorada o si ya todo le da igual. Pero cuesta creer que la misma persona que lanzó discos como «Ray of Light» pueda conformarse con los resultados de «Hard Candy» o «MDNA». Con este último es especialmente doloroso, porque el buen material estaba, pero no supo darle forma ni promocionarlo.
Imagínate que los singles hubieran sido: Masterpiece (al ganar el Globo de Oro), Gang Bang (promocional para ir caldeando el ambiente), I’m Addicted y Love Spent. Pero no, en su lugar optó por lo más banal. ¡Una pena!