Banana Yoshimoto : Un viaje llamado vida

«No tires los objetos que te traen buenos recuerdos.
A medida que te vas haciendo mayor, los objetos que evocan recuerdos se vuelven más y más importantes.»

Un libro para viajar en el último momento. Para leerlo junto a una fuente que da a un lago, en un parque. Para reconciliarte contigo mismo. Para enamorarte de cada atardecer, ese último rayo de sol remarcando la silueta de algo importante que habías pasado por alto. Para tenerlo siempre cerca aunque solo sea en el pensamiento. Para pensar: ¡qué cursi es esto!, y emocionarte como nunca en la página siguiente.

Un viaje llamado vida

Un libro que te hace compañía, que te devuelve el placer único de tu propia compañía. Que se abre como un mapa para que lo consultes por orden o saltando entre capítulos, del tirón o a pequeños sorbos, porque es de esos libros que se leen como el agua. De esos que parece que no y al final sí. De los que te conquistan de la forma más sencilla, con frases que no necesitan adjetivos para que estés allí.

«Ese verano, en Tokio había hecho demasiado calor y no había tenido tranquilidad para contemplar los paisajes que me rodeaban, pero las fotos tomadas a través de la mirada de ese «conejo» revelaban un verano encantador. Los cúmulos se elevaban altos en el cielo, las flores se abrían vivamente y la luz iluminaba con intensidad el asfalto. Me sentí apenada al darme cuenta de la existencia de esas escenas a las que yo no había prestado atención. El verano que había terminado mientras me quejaba del calor ya no volverá nunca más.»

Este libro lo empecé en verano y lo terminé en otoño, aunque solo había pasado un día. Así de rápido terminan algunas cosas. Como si viajaras en tren, por la ventanilla se escapan los paisajes, las gentes, las flores, pero al llegar al nuevo destino, de alguna manera, continúan contigo. Y los compartes. En forma de fotos, de textos. Si Banana Yoshimoto tuviera un blog, lo habría recopilado en este libro. Qué curioso que solo lo más insignificante pueda servirnos de tanto.

Discoveries

«No trabajemos en exceso, cometamos algunos errores, y si conseguimos a veces resultados positivos, considerémoslos como nuestro pequeño orgullo. Tratemos de reducir el tiempo dedicado a ver cosas que no nos apetece ver y a hacer cosas que preferiríamos no hacer. Limitemos las horas que pasamos en vano. Pero dejemos de intentar llegar a ser alguien a toda costa, o de tomar iniciativas, pues no hay necesidad. Vayamos más despacio, y pensemos de nuevo, antes de quedarnos dormidos, cada una de las cosas que hemos hecho hoy. Mostrémonos agradecidos…»

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