Algo extraordinario ocurrió ayer en el cine. Dejé de ser consciente de que estaba viendo una película. Me olvidé de que aquellas caras ya las había visto en otras historias. Esas personas habían decidido mostrarme dos horas de su vida y no sé por qué había más gente en las demás butacas. Si me lo estaban contando solo a mí. Conecté y necesité saber más…

Y es que, mezclando dos de mis géneros favoritos (es una comedia romántica con toques de musical), Begin Again me habló de amistades intensas y del poder reparador de la música. De la música auténtica, con más emoción que aspavientos. Y de dos personas que aprenden a ser independientes, que ya no piensan en lo que pasará mañana sino en lo que están haciendo ahora.

Volver a empezar no es fácil, ya lo sabemos todos. Cuando estás perdido en una ciudad demasiado grande e intentas decirte que los finales también son principios pero la verdad es que este final se siente como el último. Cuando has dejado de creer en ti y en el potencial de tus ideas. Por suerte, ese es justo el mejor momento para conocer a la persona que te pone en órbita.

Algo tienen las buenas comedias románticas que, aun usando los ingredientes de siempre, se sienten nuevas y frescas. Esta además te conquista canción a canción, recorriendo los escenarios de una Nueva York más mágica que nunca, donde hasta los ruidos acompañan. Bajo los neones, con los cascos puestos, todos los obstáculos se convierten en retos que superaremos cogidos de la mano.