«Demasiado gay», comentaron algunos lectores gays sobre mi manuscrito de El mar llegaba hasta aquí. Les preocupaba que eso fuera una barrera insalvable para los lectores heterosexuales. Curiosamente, para estos últimos «lo gay» nunca supuso un problema: en general, expresaron estar encantados con conocer los entresijos de un mundo y unos comportamientos que les eran ajenos. Del mismo modo, son mis amigos y amigas heterosexuales los que menos se han quejado de Looking: ellos disfrutan de la serie, sin más.
Creo que los homosexuales somos el peor enemigo de una ficción homosexual. Le pedimos imposibles. Queremos que nos represente, que nos sublime y que además sea lo mejor jamás rodado. Es normal, supongo: hay pocas oportunidades de ver algo así en pantalla, no deberían malgastarse. Esa presión no existe con una serie como Girls: las chicas del mundo tienen mil series con las que evadirse y por eso no se ofenden si no pueden vivir en pleno Manhattan aun estando en el paro o si no encuentran discográfica nada más levantarse con ganas de cantar en una sesión de jazz-brunch. Por más que Lena Dunham se abandere como «una voz de una generación», no tiene la presión de serlo y puede centrarse en lo importante: los buenos guiones. Pero Looking, ¡ay, Looking!
Yo sí he gozado con su naturalidad, su ritmo pausado y a ratos hasta aburrido, lejos del histrionismo de Queer As Folk. Por una vez, me ha gustado ver una vida, unas situaciones, que son las mías o las de mis amigos. A Patrick, Dom, Agustín, Kevin, Richie, Doris los he sentido cercanos. Creíbles en su perfecta imperfección. Sus amores con filtros Instagram son también los míos. Y por eso me han sorprendido tanto ciertas quejas. «¡Pero si eres tú! ¡Están hablando de ti!», me habría gustado gritarle a más de uno cuando decía que en Looking no pasa nada.
La serie cuenta lo mismo que nos contamos entre nosotros. Esas pequeñas tragedias, incluso ridículas, que nos hunden en el día a día. Claro que a nadie le gusta reconocer que sufre por tonterías. Y mientras nos quejamos de estereotipos en la serie, hacemos todo lo posible por convertirnos en uno. A diario hablamos de musculocas, maricas de provincias, pasivas, modernas, gaymers. Asusta que seamos tan fáciles de retratar, de resumir. Quizás nuestro problema sea ese, que Looking no nos eleva ni redime. No usa máscaras tranquilizadoras. No convierte nuestra «vida gay» en una aventura. En otras series no protestamos porque, de todos modos, no somos exactamente nosotros. Y eso es lo que en el fondo nos gustaría: ser distintos. Pero no sabemos cómo.
A propósito de «Looking» debo decir que he descubiertio esta serie hace a penas unos días y aunque sólo he visto los dos primeros episodios de la primera temporada puedo y debo decir que me ha sorprendido muy gratamente. Temía encontrarme otro «Queer As Folk» pero no ha sido así. Lo poco que he visto me ha gustado bastante por su naturalidad, sencillez y fluidez con algunos momentos que indudablemente me han recordado a momentos de mi vida. También me ha gustado lo poquito que de momento he podido escuchar de la banda sonora.
¿Quién dice que es «demasiado gay» esta serie?
Por una rara ocasión que he encontrado una serie cuyos personajes son tan creíbles que podían ser mis propios amigos sin duda voy a seguir viendo el resto de episodios y espero disfrutarlos de la misma manera como lo hago con mis amigos.
At last I have found it!
Si ya piensas eso habiendo visto solo los dos primeros capítulos, sospecho que te van a encantar el resto. El 5º de la primera temporada es preciosa. Y luego toda la segunda temporada me ha gustado: intensa y bien llevada, mejorando todo lo que ya era bueno.
Como se suele decir: nunca es tarde si la dicha es buena. Saludos.
Creo, no sé, que el problema podría estar que en los grupos «que se piensan minorías» (y digo piensan porque, en realidad no lo son tanto), se cree que toda representación debe ser un medio de difusión para la complejidad ya caricaturizada por otros. Pero, eso me hace recordar a un escritor de comics que decía que hay quien le preguntaba cómo hacia para hacer personajes femeninos creíbles, y él decía «es simple: me concentro en el personaje, no en si es mujer o si es hombre, o si es lo que sea». Sencillo: más que prestar las historias de la ficción a los fines ideologicos, deben presentar una historia bien hecha. Punto.
Un saludo.
Es cierto Daniel, pero también es cierto que cuando haces una serie de estas características, consciente o inconscientemente tienes esa presión por «representar». Cuando superemos esa frontera, entonces las historias brotarán con naturalidad (y mayor calidad).
Visto el tercer capítulo y sigue encantandome la serie… Me gustó especialmente de este capítulo cuando el nuevo jefe de Patrick le dice algo como: «Te sienta bien el compromiso». Me recordó un tema de Pastora que dice: «Cuál es mi generación, la que vive el compromiso mientras dure la pasión…». ¿Por qué a veces en muchos ámbitos falta ese compromiso? ¿Por qué ese miedo? Quizás porque se ve como algo obligado cuando en realidad, es mi opinión personal, creo que no lo es… Uno se comprometo con algo o con alguien porque es libre de hacerlo y lo desea.
Volviendo a la serie, creo lo mismo que Daniel. Lo más importante de todo es que haya una buena historia. Una historia realizada con esfuerzo y mimo, el mismo que se le da y necesita un niño, por ejemplo.
Saludos.
Esa frase de Pastora me ha dado una idea para un futuro texto, ¡gracias! La serie sigue explorando el tema del compromiso conforme avanza, ya lo verás.
¿Has llegado al quinto capítulo? De los más bonitos…
De nada hombre, je, je…
He llegado al capítulo quinto y ya lo he visto todo directamente hasta el octavo y último capítulo de la primera temporada. Tienes mucha razón en lo referente al quinto capítulo y el último me ha dejado un poco… ¿cómo decirlo? Sea como sea estoy deseando empezar a ver la segunda temporada.