30 minute love affair

Qué manía con que las cosas duren más. Como si más fuera mejor. Nos empeñamos en que las películas se alarguen 3 horas, en que los discos tengan 15, 18 canciones. Tememos que les falte algo durando menos. Pero a veces hay que saber parar a tiempo. En la medida justa está la satisfacción. Algo breve, agradable, sin mayor trascendencia, también puede ser grandioso.

film

Mi abuela decía que los mejores platos te dejan con ganas de repetir. Al día siguiente ya prepararía otros igual de ricos. Y todos mirábamos apenados la olla vacía, paladeábamos las últimas cucharadas para aplazar el momento en que tendríamos que cepillarnos los dientes y los sabores desaparecerían para siempre.

«Lo bueno, si breve, dos veces bueno», repetía ella, y entonces no la creíamos, pero era verdad. Con el tiempo descubrimos el dolor de los empachos, la tristeza de un edificio desgastado por los años, los dardos que se lanzan cuando ya no quedan palabras bonitas que decirse. Tuvimos que aprender a medir lo bueno, a decir no, a disfrutar las cosas, ya duren mucho o poco, pero nunca demasiado. Sí, de vez en cuando aún nos quedaremos con ganas de más. Serán esas mismas ganas las que nos den el impulso necesario para seguir buscando.

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