Esta semana ha fallecido R. A. Montgomery, creador junto a Edward Packard de la serie de libros que marcó mi infancia: «Elige tu propia aventura». Pasé cientos de horas saltando entre sus páginas, tomando decisiones (¿abrir la puerta del sótano o investigar la cocina?), muriendo, rebobinando y, lo confieso, haciendo trampas para encontrar el mejor desenlace. Así descubrí que existían finales a los que nunca podría llegar.
Hubo toda clase de imitaciones, algunas hasta protagonizadas por Sherlock Holmes o Indiana Jones, otras con elementos de rol o retos de agudeza visual, y todas me gustaban… pero para mí los libros originales siempre tuvieron un encanto especial.
De hecho, mi madre recuerda que el primer libro que escribí, con 7 u 8 años, fue un «Elige tu propia aventura» ambientado en Egipto. Y luego en el instituto, en un crédito variable, entre toda la clase escribimos un libro de este estilo. Incluso La noche nos alumbrará la estructuré en honor a esta saga. Toda una vida bajo el influjo de un autor cuyo nombre había olvidado hasta que varios amigos lo mencionaron en Twitter. Ni siquiera sé a dónde fue a parar mi colección. ¿Por qué será que nos desprendemos con tanta facilidad de las cosas a las que más cariño teníamos? Y aquí ya no hay «Pasa a la página 18» que valga…
Gracias, R. A. Montgomery. DEP.