Cuántas vueltas tuviste que dar para encontrar lo que estaba cerca. Solo en Tokyo, en la cuarta planta del Tower Records de Shibuya, te atreviste a preguntar qué canción estaba sonando. Sumimasen, ima no uta wa nan desu ka? Una guitarra retozando entre sintetizadores, un chico cantando en inglés algo que todavía no entendías. La certeza de que en cuanto dejase de sonar perderías tu oportunidad: ese fue tu trampolín.
El solícito dependiente te entregó un disco antes de alejarse. «Let’s get lost», se titulaba, y escuchándolo en el avión de vuelta, supiste que tú acababas de encontrarte. Ironía: tras aquella portada de palmeras californianas se escondía un grupo de Barcelona, como tú. Podrías pensar que el viaje no tuvo sentido, pero lo necesitabas para aprender a mirar las cosas nuevas que ya te rodeaban.
Fotografía: Teruo Araya.