Un día dejas de tener lo que dabas por sentado. Vajilla, cortina para la ducha, toallas, un cesto para la ropa sucia, estanterías para tantos libros… Todos esos objetos insignificantes que sin embargo daban cobijo: solo los echas en falta cuando te quedas sin ellos. Toca volver a comprarlos, con la ilusión de elegir unos bonitos pero también el miedo a no encontrarles el lugar idóneo. Es rara esta sensación que producen los cambios repentinos, cuando todo sale tan fácil y rápido que deberías dar las gracias, sí, pero tú solo escuchas el runrún de la desconfianza. ¿Y ahora qué? Ahora, muy pronto, dejar las llaves en la bandeja nueva y sentarte en tu sofá a la hora exacta en que el sol confirma que ya estás en casa.
Gran título de uno de mis temas favoritos del último disco de FANGORIA. Los cambios conllevan distintas emociones, en ocasiones algo contradictorias, y luego sentimientos… Deseo que ese sentimiento de estar en casa no tarde mucho en llegar.
¡Gracias! Empecé la mudanza el jueves, a ver si pronto impera ese sentimiento 😀
Hermosa imagen e interesante texto, siempre me ha parecido que la mudanza es algo sensacional, empezar de nuevo, elegir de nuevo.
Mucha suerte y mucha buena vibra.
Gracias, Noemí. Leo tu comentario just hoy, que me viene estupendamente leerlo 🙂