La música vibra con mis nuevos cascos. Son de esos que me prometí que nunca compraría porque me daban miedo: los que se te meten hasta al fondo del oído y te aíslan del exterior. Pero dicen que no hay que tener miedo de probar cosas nuevas, así que al final me hice con ellos. Y ahora la música vibra como nunca. Con cada canción noto mis latidos, siento el retumbar de mis huesos al dar un paso tras otro al ritmo de los sintetizadores, entre las percusiones descubro un viento que ya no me tumba. Sin ti también hay nueva música, nueva vida.
«Sin ti también hay nueva música, nueva vida». Cuando comenzaba a preguntarme cuál era el sentido del texto, lo sueltas como bomba. Ja! Lo he disfrutado.
Esa última frase es como una reacción al título, que ya daba pistas jejeje. Me hace feliz que lo hayas disfrutado.
¡Bienvenido al club de los oidos perforados! Je, je… Aunque aún más me alegro por esa bomba. Saludos.
¡Hay que exorcizar canciones! Y para eso nada como dejarse perforar por unos nuevos cascos. 😀