Quería reírme un poco y, mira tú por dónde, me desternillé en la butaca del cine. Seis historias que hacen honor al título de la película, muy salvajes, rizando todos los rizos, cada una más delirante que la anterior. Pero ojo, ante todo realistas. Sus personajes no están locos, los comprendes a la perfección. Incluso les aplaudes con cada salvajada que cometen.
En la vida real seguiremos poniendo la otra mejilla, pero confesémoslo: ¿cuántas veces has soñado con hacer que todo salte por los aires? ¿Con dar su merecido a cada cabrón, corrupto, hombre infiel, chantajista? Lo divertido es que los protagonistas de Relatos Salvajes se permiten desatar su sed de venganza. La ponen en práctica, y de qué manera. Y les jaleas. Un poco como en la canción ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?. Que cuenta algo brutal, lo sabes, y aun así lo disfrutas, cantas con ellos.
No sé cuándo fue la última vez que me reí tanto en el cine. No sé cuándo fue la última vez que me reí tanto, de hecho. Hay catarsis así. Divertidísimas. El perverso placer de lo que nunca sucederá pero debería suceder todos los días. Basta de ser víctimas, de agachar la cabeza. Que se enteren de que también tenemos voz: «¡No me arrepiento! Volvería a hacerlo, son los celos».
Totalmente, yo fui un poco sin saber de que iba y acabé riéndome a carcajadas… ¡Olé por esa novia que da más miedo que muchas pelis de terror!
Jajajaja, por momentos esa historia parecía una parodia de las películas de terror (un poco en la línea de Rec 3). Lo mismo con la historia del coche. Buenísima película. Y creo que sin más pretensiones que hacerte reír (mucho).