Wait for the build up and then let’s do it again

summerocean

Entró en el mar como si estuviera infestado de tiburones. Despacio, precavido. De la arena al agua: la gran frontera. Al principio solo se remojó los pies. Quizá se acordaba de veces anteriores. De las advertencias de su madre. De aquella ola traicionera que le arrastró más de la cuenta. Hasta que mirando a los demás bañistas, poco a poco le volvieron las ganas. Entonces cogió un poco de agua con las manos para mojarse el cuello. Como quien no quiere la cosa, pero queriendo. No tardó en coger más agua; se humedeció los hombros, los brazos, los abdominales. Parecía que se iba a duchar entero con las manos. Y entonces saltó. Visto y no visto. Se zambulló, buceó lejos, nadó mucho. Todo sonrisas. Se hizo el muerto para que, sin salir del agua, el sol le reactivara cada músculo. Ya había pensado suficiente. Nadie le iba a robar aquel placer.

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