Si te gustó Las ventajas de ser un marginado, te encantará The spectacular now. Jóvenes inadaptados a las puertas de la universidad, con los cambios que eso conlleva. El reloj de clase retumba, implacable, encima de sus cabezas. Por suerte, aún están a tiempo de hacer las cosas que les gustan. Viven anclados en el presente porque es el único lugar donde pueden ser rebeldes, o al menos jugar a serlo.

Esta película duele especialmente porque es más realista que otras similares. Todo lo realista que puede ser cualquier cuento de hadas sobre la entrada en la edad adulta, claro. Pero ves a sus protagonistas equivocarse una y otra vez, equivocarse entre risas, como si no pasara nada aunque en el fondo sepan que no hay marcha atrás. Y sí, duele. Tú hubieras hecho lo mismo.

Son las buenas y las malas influencias, tan confusas a veces. Las fronteras borrosas que no deberías cruzar por mucho que apetezca. Las decisiones y la predisposición genética. La velocidad de vértigo: antes de que te des cuenta estarás solo en tu pueblo y no quedará nadie de aquellos años que fueron, lo confirmas demasiado tarde, los mejores años de tu vida.

La lección más interesante de The spectacular now, o al menos la que a mí más me llegó, es que para tener un futuro hay que vivir el ahora, no a lo loco, sino haciendo que cada segundo cuente. No son enemigos el presente y el futuro: son parte de una misma carretera. La recorres en tu frágil cochecito, el único que podías permitirte. Con prisa por llegar pero sin prisa por recorrerla y disfrutar de cada paisaje, de cada persona que te encuentras. Las ventajas de ser infinitos todavía.