No sé de qué va este disco. No me he molestado en buscar las letras, solo sé que me emociona como pocos este año. Y reconozco que el primer disco de este chico lo ignoré, pero ahora lo subsano escuchando su nuevo X mientras escribo de noche y también en el trabajo. Su música es la mejor compañía. Me habla de triunfos tras la derrota.
Tan pronto el chico suena sincero, casi desnudo, tapándose solo con la guitarra, como de repente irrumpen los coros para hacerse valer. ¿Ya habías olvidado que las cosas podían suceder así? De un momento a otro, sin previo aviso. Así que canta, canta en medio del fuego, llora si tienes que llorar, tus intentos de sumar también acabarán transformándose en multiplicaciones.
Un proyecto disperso de ideas claras: tanta ambición, tantas cosas por contar y tenían que caber en un solo disco. Nadie le podrá decir a Ed que no lo ha conseguido. Canción a canción, no deja de sorprenderte. Te lo pones de fondo mientras haces otras cosas y a cada rato tienes que comprobar el título, para saber si ese estribillo tan potente es suyo. Son, eso sí, saltos de género con la emoción como constante. Y su voz: vulnerable y sabia, si eso es posible.
Con lo poco que me gustan los pelirrojos y tenía que ser este cantautor pelirrojo el que se atreviera a mezclarlo todo patas arriba. Si es que siempre se cumple: todo acaba llegando por donde menos las esperas. Un amor al girar un cruce, un disco verde al buscar otro. No digas nunca, di todavía.
And all my friends have gone to find
Another place to let their hearts collide
Just promise me, you’ll always be a friend
‘Cause you are the only one