Me puse a la contra. De primeras, no me gustaba la portada. No me gustaban tampoco las canciones, ni los nuevos sonidos, ni esa voz que antaño me había enamorado. Pero me empeñé en escucharlo en bucle. Algo tenía que tener, algo que yo era incapaz de ver. Y por fin me caló. Bajo la lluvia, me sentí feliz de reencontrarme con él. Como si nada más salir del metro nos diéramos un nuevo primer beso.
No ha sido un camino fácil. Y quizá soy yo, que ahora se me hace largo lo que antes sentía demasiado corto. Todas las reticencias dan igual porque la voz desgarradoramente dulce de Jamie Scott tumba cualquier barrera. Por mucho que intentes resistirte, él vence. Además, es un valiente. En vistas de que su discográfica guardaba el disco en un cajón a la espera de que se alinearan los astros, decidió lanzarlo por su cuenta y riesgo. Menos dinero, menos presupuesto para vídeos… pero el cariño a flor de piel.
Sé que en el fondo tendría que darle las gracias, a él y al resto del grupo, por compartir 15 canciones luminosas, de las que te hacen chasquear los dedos por la calle aunque hablen de vidas separadas. Sí: unas suenan alegres pero hablan de cosas tristes y otras luchan contra la marea de nostalgia en busca del sol. No hay sentimientos absolutos en Graffiti6. Hay mezcla: instrumentos orientales mezclados con baterías y apuntes de electrónica.
Hay vida en todas sus vertientes, sin darle la espalda a nada porque todo te enseña algo. Incluso las decepciones. Ya lo sabían en el primer disco y ahora lo corroboran. Se reafirman en su soul bailable, casi remezclado, machacón o insistente porque así hay que ser, loops como las vueltas que da la vida, para transportarte a tu nuevo sitio con los ojos vendados. Para darte fuerzas incluso cuando sacarías la bandera blanca.
Cruzado el puente, te liberas de cualquier máscara. Aceptas las emociones que siempre sospechaste que llevabas dentro. Qué listos estos de Graffiti6: dulcificaron el mensaje para que por fin escucharas. Como en Settle For Love, cuántas veces te conformaste con menos aspirando al cielo. Ahora sigues los rayos de sol. Señalan el camino y con música así, tus pies avanzan solos.
«You got the sunhine darling
And I can only follow«