1000 kilómetros

Es curioso esto de echar de menos. No es lo mismo echar de menos a alguien que está a siete minutos de tu casa que echarle de menos a 623 kilómetros. Mirar a la derecha antes de llegar a casa y sentirte reconfortado porque él está allí, a unas cuantas manzanas, o mirar el móvil: ésa es la diferencia.

Pero la distancia temporal es positiva porque sobre todo significa perspectiva. Sirve para ajustar los astros en el telescopio, que se vean más nítidos. Un cursillo acelerado de Barrio Sésamo: esto es cerca, esto es lejos; esto es grande, esto es pequeño.

Lo reconozco: echar de menos no se me da todo lo bien que querría. A ratos mi mente vuela, cuando el que debería volar con cada palabra soy yo, volar y aterrizar tranquilo. Pero mejoraremos. De todo se aprende y todo puede servir para avanzar. Basta desearlo. Basta fijarse en los amigos.

De ellos he aprendido que todos los viajes tienen su regreso. Volverá y entonces tocará explicar, escuchar, disfrutar, reír, proponer, cocinar, bailar, saltar. Habría que positivizar, cambiar los «te he echado de menos» por «qué ganas tenía de verte». Sabes que abrirás otra vez la puerta y le verás con la misma sonrisa tímida.

8 comentarios en “1000 kilómetros

  1. Hola Chico Tóxico!! Y sí, aprendo de vosotros 😛

    Gracias Leo… lo gracioso es que hasta no hace tanto, la «felicidad compartida» me mataba la creatividad. Parece que esta vez he sido capaz de reconducir la energía y sigo escribiendo.

  2. De otra manera también te he echado de menos, he echado de menos leer tus palabras. He pasado varias semanas de vacaciones y desconectada de la vida 2.0, pero me acabo de servir una buena ración de Sombras de neón. Tranquilo la digestión no se me hará pesada. Me encanta tu blog 🙂

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