Es curiosa la memoria. Leí el libro en que se basa esta película hará tres años y ayer, en el cine, algunas cosas volvían con fuerza y colorido en la pantalla. Otras, en cambio, no las recordaba o quizá las habían inventado para la ocasión. Consideré que era una adaptación fiel: no era fácil adaptar la imaginación desbordante de T.S., su minuciosa atencion al detalle (imaginación infantil desmedida) y, sin embargo, lo habían logrado. Cada imagen era más sorprendente y bella que la anterior. El atípico caso del director que encuentra una historia idónea para su estilo.
Poesía y espectáculo dándose la mano. Esta historia siempre fue la historia de un niño que quiere crecer. A veces demasiado rápido, o incluso en la dirección equivocada. Pero siempre fijándose en lo que nadie más ve. Sigue leyendo