
Deambulabas por aquellas cuestas con la tranquilidad de quien no tiene que llegar a ninguna parte todavía. A cada esquina se te ocurrían nuevas frases para el libro: cualquiera de ellas serviría. Caía la noche en la ciudad pero para ti apenas estaba empezando. Sí, como si todas esas fuentes, puertas y columnas las acabaran de montar para que pudieras verlas a la luz de los faroles. Siguiendo una señal tras otra conquistabas cada paisaje, incluso podías bailar en el mismo bar que habías pasado de largo antes. Te sabías capaz de todo y todo estaba a tu alcance. Por la mañana, antes de coger el tren de vuelta, prometiste que para celebrar los éxitos futuros regresarías a aquel lugar pero nunca lo hiciste.
Fotografía: Theo Gosselin.
Banda sonora: Rufus Wainwright.