Últimamente me arreglo más cuando sé que nadie me verá. Esos días me pongo guapo solo para mí. Mentiría si dijera que frente al espejo, viéndome radiante, no pensara durante un segundo que tú te lo pierdes, pero sobre todo sonrío. Me gusto. Disfruto la sensación de lucir ropa nueva. No sentirla recién sacada de una bolsa, sino como si siempre hubiera sido mía y acabase de rescatarla del fondo del armario. Por la calle camino con otro paso. Desearía haber caminado siempre así. Desearía hacerlo cuando me cruce con alguien que también tuvo que aprender a brillar. Y reconocernos.
Fotografía: Sometimes quickly, sometimes slowly.
El reconocer en nosotros mismos ese brillo que deseamos transmitir a algunos, la delicia de sentirnos geniales.
Saludos.
«La delicia de sentirnos geniales»… me encanta como título o filosofía vital. ¡Un saludo, Elisa!