Me gustaría que la próxima vez sea diferente. Que tu nombre no sea algo que da vueltas y no logro arrancar, sino un manantial que brota de vez en cuando, siempre agradable. Me gustaría alegrarme de verte pero no necesitarlo. O no mucho, al menos. Acariciarte el brazo y que sonrías a cada avance de mis dedos. Me gustaría que nuestras manos desenterraran lo más nuevo, hablar sin conocernos para empezar a conocernos. Mirarnos a los ojos como si fuera fácil. Como si volviera a ser fácil. Que las columnas fueran opcionales. Me gustaría que juntos aprendiéramos a esperar sin ansia.