The way it used to be

dley Soileau

Un día extravió aquel regalo. Más que perderlo, dejó de ser consciente de que lo tenía. Desapareció del estante donde lo había dejado la primera noche, y él ni siquiera lo echó en falta. Así pasaron los meses hasta que una mañana, haciendo limpieza, encontró una nota en un cajón: «Te quiero», estaba escrito en la tarjeta. Y recordó el regalo junto al que venía. Lo buscó con la mirada. Daba por sentado que estaría donde siempre pero no lo vio. Se preguntó entonces cuánto tiempo había estado sin él. Seguramente mucho, demasiado.

De repente, se puso nostálgico. No echó de menos a la persona que le hizo el regalo; echó de menos el momento, aquel momento que en su día fue importante, un giro decisivo en su relación, el inmenso mar donde desembocaban tantos esfuerzos, otro instante que tampoco recuperaría. El regalo sí, lo acabó encontrando al fondo del armario, como si algún duende quisiera jugar al olvido. Y aunque lo devolvió a su lugar sobre el estante, justo entre dos de sus libros favoritos, algo dentro de él supo que ya nada volvería a ser como fue aquel día.

Fotografía: Ryan McGinley.

Un comentario en “The way it used to be

  1. Nada vuelve a ser como en el pasado pero más adelante en el tiempo nada será parecido a lo que ya pasó y no tiene por qué ser menor el sentimiento. Al menos, es mi parecer.
    Saludos.

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