Y un año después, sigo haciéndome las mismas preguntas. De hecho, ahora estoy seguro de menos cosas que antes. El tiempo no solo cura, también desgasta. Ya ni siquiera sé por qué eché a correr. O si hice bien. Ironía: quise adelantarme al mundo y fue el mundo el que corrió más. Él siempre más listo. Frenar tampoco me sirvió. Tropecé igual, dos veces. Será que quien busca algo ya lo ha perdido. Hoy, con un poco de miedo, compruebo mi billete. Y sí, he llegado a la ciudad de mi destino. Cuando emprendes un viaje no puedes echarte atrás.
Fotografía: Théo Gosselin.
It’s always around me, all this noise
But not really as loud as the voice saying
Let it happen, let it happen (It’s gonna feel so good)
Just let it happen, let it happen
Tu texto me ha recordado otro texto del escritor Fernando Pessoa: «Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos.»
Pues eso, hay que emprender la trevesía aunque nadie dijo que no requiere de un esfuerzo. May the force be with you!