Y aquí estamos todos hablando de amor sin saber lo que significa. Claro que tú al menos tienes una idea aproximada y por eso lo puedes moldear a tu antojo. Perviertes la palabra sin que te importen los daños colaterales. Ya se encargarán otros de limpiar el estropicio. Ahora lo que más te gusta es confundir ilusión con impulso insentato. No encontraste otra salida: cuando mueren las mariposas, hay que inventárselas. Y siempre quedará la esperanza de que entre tanto simulacro, algún fuego cobre sentido. En el último recodo, aparecerá alguien que te vuelva a enseñar lo que ya sabías.
Fotografía: Théo Gosselin.
Sombras de neón 
¿Alguién puede pretender negar el amor? Creo que es una pretensión más que problemática…
¿Quieres decir que negar es otra forma de afirmar?
No quería decir eso, Álex. El amor existe y negarlo es como negar la existencia de nosostros mismos. Pretender negar el amor se convierte en un problema cuando uno no es capaz de sentir amor ni siquiera hacia sí mismo ni hacia la vida. Y es un problema porque es entonces cuando posiblemente sólo queda el miedo y eso deriva en muchas ocasiones en emociones inútiles como la ira, el odio…
¡Brindo y brindaré siempre por el amor!