Olvidé que estaba contigo. Más concentrado en sacar la foto perfecta que en escuchar tus aventuras. Hubo un tiempo donde me importabas más que todas las bebidas del mundo. Un día incluso lo arrasé todo por ti. Debió de ocurrir en otra dimensión porque aquí, en cambio, estábamos pendientes de la simetría de los vasos. ¿Cuándo dejaron de importarnos las cosas importantes? Busqué la respuesta en tus ojos y ellos ya solo sabían hablarme de Él. Entonces lo comprendí. Ahora somos personajes inmortalizados en otra de esas películas que tanto nos gustan. Me reí por algo que dijiste. Y en mi risa se fue la última nostalgia, la que solo se siente por las cosas que nunca nacieron. Fotografía: Théo Gosselin.
¿Para qué sirve la ansiedad de amar a otro igual en deseo cuando los pocos instantes que consigues rescatar cuando ésta acaba parecen espinas en la piel? Como escribieron un poeta y un escritor: trabajos del amor perdidos.
La nostalgia es un tiempo perdido. El amor, única luz del mundo, hay que encontrarlo más allá del amante.
Te deseo lo mejor, os deseo lo mejor. en esta noche de hogueras.
Es algo que intento repetirme cuando me invade la ansiedad… Que al final, esa sensación de que se te va la vida en algo, suele quedarse en nada: tanto si sale bien como si sale mal, pasas página. Mejor disfrutar y que vaya ocurriendo todo como tenga que ocurrir. Claro que los sentimientos no son racionales. Puedes saber algo pero no sentirlo.