De tanto negarte a ser como los demás, también dejaste de ser tú mismo. Te empeñaste en ir siempre a contracorriente, en escapar de las masas porque te aterrorizaba ser otro clon, todo para terminar pareciéndote a quienes intentaron lo mismo antes que tú. Tanta rebeldía sin causa. Y así, atrapado en esa huida, descubriste demasiado tarde que no es ningún consuelo ser diferente. No sirve de nada, ni siquiera te dan una medalla. Nadie quiere juntarse con el rarito. Tendrás que aceptar que nunca encontrarás un hogar si ningún sitio te gusta. Solo convirtiéndote en tu propia bandera podrás ondearla.
Sé tú mismo, los demás puestos ya están ocupados.
(Oscar Wilde)