Aunque no sepa cuidarlas, las flores siempre vuelven. Entonces pienso: esta vez las regaré cuando toca, me informaré, cambiaré la tierra, exhibiré la más bonita en un jarrón en mi escritorio. Pero luego me olvido. Todas las flores acaban marchitándose y pronto solo quedan cuatro hierbas secas. Pasan los meses. Del otoño ni me entero, en cambio el invierno se eterniza entre frío y lluvia; intento combatirlos lo mejor que puedo, con sopas y paraguas. Y cuando ya no la espero, ahí está, la primera flor tímida de la primavera asomando por su maceta. Bienvenida. Esta vez sí sabré cuidarte.
Elige la flor adecuada, y te será eterna. Eterna al menos mientras dure 😉
Eterna mientras dure… justo mi forma de pensar 😀
Con lo que me gusta a mi el crujir de las hojas secas en otoño.
Si es simbólico… ¡qué bruto eres!
Si es tal cual: sí, pasear pisando hojas tiene su punto. Sobre todo en buena compañía. Es como dejar atrás los errores.
Jaja Si ya se que era simbólico, era por pinchar más que nada.
¡Mucha suerte con las flores! Bienvenida la primavera del amor, bienvenida la primavera de la alergias, je, je…
Al amor no le tienes alergia, ¿o sí? ;P
Claro que al amor no se le tiene alergia pero a la primavera en mi caso sí.