Whiplash

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No es suficiente. Dejarte la piel, llegar a sangrar después de tantos golpes. Todo eso nunca es suficiente. Tienes que seguir. Llorar. Rendirte. Volver. Volver a fallar. Sentirte insignificante, una mierda. Menos que eso. La delgada línea entre el adiestramiento y la tortura. Tienes que dar muchas vueltas hasta encontrar tu sitio. Hasta confirmar que sí, este será tu sitio. Y aquí no hay lugar para elegidos. Solo para los supervivientes.

Whiplash te golpea. Cada impacto contra la batería, los tambores, los platillos lo sientes. Cada uno. Y hay cientos, miles. Más, más, más. Sudas con Andrew. Lloras, también. Y tus nudillos se hacen trizas. Deseas salirte del cine. Aguantas. Sin saber por qué. Ese extraño placer de las películas de miedo, taparte la cara aunque entre los dedos sigas mirando, pero en este caso con la historia íntima de un chico que quería llegar a ser como sus maestros. Un viaje lleno de sobresaltos, renuncias y sonrisas diminutas. El corazón late in crescendo, se desboca ya al final, continúa latiendo al salir del cine. Ya no sabes si parará. ¡Joder!

whiplash

«Las dos palabras más dañiñas de nuestro idioma son: buen trabajo

2 comentarios en “Whiplash

  1. Te he nominado al Best Blog!

    Pásate a ver la nominación y te invito a contestar las preguntas de las que se nutre este premio y la relación entre los bloguers
    Un abrazo grande!

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