En las comedias románticas, los protagonistas siempre son los últimos en enterarse. Lo que para los demás está clarísimo, a ellos les lleva hora y media reconocerlo. Tú como espectador, de hecho, ya sabes que van a terminar juntos incluso antes de comprar tu entrada. Por eso has ido al cine, de hecho. Una historia ordenada, ñoña, previsible, de final feliz. Hay días que necesitas que te cuenten justo eso. Lo sabes y aun así te pasas todo el rato con la duda. Porque, ¿y si esta vez es diferente? Son tan tontos. Si hasta tiene que ser el bocinazo de un taxista lo que les haga mirarse. Dejar de juguetear con los móviles y mirarse a los ojos. La tensión sexual (y no sexual) entre Daniel Radcliffe y Zoe Kazan está bien llevada, con la elegancia que les impone su situación: son amigos que, por el momento, no pueden ser nada más. Suerte que la vida avanza… Me ha sorprendido el ex-Harry Potter. Por guapo, por gracioso. Deja atrás definitivamente la estela de niño prodigio. A ella, en cambio, ya la amaba por Happy Thank You More Please. Y así, al son de canciones que siempre encajan y en medio de una ciudad que parece de cuento de hadas, ellos no podrían estar más encantadores incluso cuando sueltan chascarrillos de mal gusto.
Si quieres sentir la extraña sorpresa de lo ya conocido, esta es tu película. Si quieres soñar durante 99 minutos con relaciones nunca lo bastante complicadas como para no terminar bien. Si aun así quieres intentarlo porque sabes que merece la pena. Si a veces reniegas del amor y a veces no piensas en otra cosa. Si quieres entrar solo al cine pero salir acompañado.
Hay un montón de comentarios escatológicos que a mi no me han hecho nada de gracia. Quitando eso, me ha gustado mucho… para días tontos 😀
Uy no los recuerdos… Espero que te pase como a mí y en la memoria solo te quede el recuerdo de una historia bonita.