Vienen bien películas así de vez en cuando. Comedias sin pretensiones, de moralina complaciente y hasta previsibles. Solo quieren hacerte reír y lo consiguen. ¿Qué tiene de malo eso cuando justamente lo que te apetece es reír? Ni pensar ni descubrir un nuevo mundo. Solo pagar tu entrada y que te ofrezcan lo que has pedido.
Empezar de cero es empezar desde abajo. Es no tener nada y conformarte con lo que poco a poco vas encontrando. Adornar el vacío de una furgoneta vieja, limpiar, tirar lo que no sirve, practicar mucho para volver a conectar con aquella parte de ti que se había apagado.
Empezar de cero nunca es fácil. Puedes hacerlo a la torera o hacerlo regándolo con música y buena comida. Mejor lo segundo, ¿no? Más allá del argumento, #Chef es un viaje por ciudades en las que se come bien y donde no bailar es imposible. Así convierte en felicidad lo que debería ser triste. Una visión idealizada porque todo sale rodado, pero bueno, ya sabemos cómo es el cine. O este tipo de cine.
Dos horas entretenidas que invitan a lanzarse, a emprender proyectos, a ponerse manos a la obra para que lo improbable sea posible. ¿Triunfarás, encontrarás los socios necesarios? Nadie lo sabe, pero que al menos este reinicio te pille disfrutándolo. Sí, vienen bien películas así de vez en cuando.
Bueno, no tengo claro si es que estos días estás de buen humor y te gustó por eso la película o si realmente es buena (he leído malas críticas), pero bueno, ya que la recomiendas la veré, además que no sé por qué Sofia Vergara me puede.
Es una película amable sin mayores pretensiones. Me comentan por el pinganillo que mejor verla en original (yo la vi así). Por lo visto, el doblaje no le hace justicia. ¡