Let’s do the things we normally do

Te acomodas. Piensas que por haber brillado una vez ya brillas siempre, y no. Hay que trabajar para mantener eso que hizo que deslumbraras la primera vez. ¿Qué fue? Quizá no lo recuerdas, o nunca lo supiste. En realidad no era nada concreto. Eras tú en movimiento. No dejes de hacer cosas.

Ayer, por ejemplo, tenía que ir a una cena familiar. Tenía tiempo por delante, así que en vez de coger el metro, que era lo más fácil y más rápido, me desvié y fui dando un paseo por el centro de Barcelona, por esas calles que no quedan tan lejos de mis rutas habituales pero que no piso a menos que sea estrictamente necesario. En las ciudades ya pasa: tienes tus recorridos, y de ahí que no te saque nadie.

Paseando, recordé ese edificio modernista que hace esquina y que a mí me gusta tanto aunque ni siquiera tenga nombre. Vi tiendas nuevas, puertas abiertas que daban a patios tan bonitos que costaba ubicarlos en mi ciudad. Descubrí personas que me inspiraron historias, nuevos capítulos. Un parque que siempre estuvo allí. Y la Sagrada Familia, otra vez.

No hice fotos porque tampoco era tan importante. Se trataba de lo que me aportaban esas imágenes. Cené y repetí el paseo a la inversa, por otras aceras y atajos. Intuí tu casa a lo lejos, en lo alto. Me creí perdido pero en realidad estaba al lado de mi casa, en una zona donde las calles cambian de nombre.

Llegué a casa y escribí mucho y seguí leyendo ese buen libro que me regaló el chico de la cámara y escuché un disco nuevo y pensé que merece la pena estar en movimiento, aunque sea con cosas pequeñas, porque la propia inercia te lleva hacia adelante, hacia el siguiente objetivo y sin darte cuenta luces una sonrisa muy ancha, y la espera se hace más corta porque piensas menos y disfrutas más.

Hoy daré otro paseo.

2 comentarios en “Let’s do the things we normally do

  1. Sí, sí, en movimiento continuo, como las olas del mar… Tú ya sabes q mi vida es un poco así…aunque te confieso q, a veces, me gusta quedarme muy, muy quieta, volverme casi invisible y, desde esa quietud, observar el movimiento de los demás. Curiosamente, en esos instantes, suelo encontrar a otra gente q observa como yo, con una sonrisa en los labios.

  2. Tú es que eres lo contrario, Lalidi, movimiento constante, entonces es normal que de vez en cuando tengas que pararte a observar. Los demás observamos caminando, es entonces, en pleno paseo, cuando vemos lo que pasábamos por alto.

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