Por lo demás, y sin entrar en demasiados spoilers, estamos ante un historia emotiva y sin demasiadas pretensiones. Una historia de críos que quieren jugar a ser adultos y adultos que se creen de vuelta de todo pero todavía tienen mucho que aprender, muchas hostias que darse. Los adultos educan a los críos, pero olvidan que también pueden aprender de ellos.
La química entre los 5 miembros de esta familia tan peculiar es muy, muy buena. Es gracias a eso que la película se salva de ser un vulgar film de domingo por la tarde. A ratos, no puede evitar caer cierta moralina made in USA (ni Los Simpson se salvan de eso), pero afortunadamente se pasa casi de puntillas por esos momentos. Por cierto, no entiendo que se la catalogue de comedia. Es cierto que hay momentos más distendidos, pero desde luego el tono no es de comedia, sino de película realista, con sus risas y sus dramas (y de estos hay unos cuantos).
Me fascinó el personaje de Tanya, la ayudante y amante ocasional de Mark Ruffalo. Superguapa, superindependiente, superdivertida, superracional… hasta que las cosas se tuercen, claro. Y hablando de Mark Ruffalo… entre tú y yo: no me importaría tenerlo de donante, if you know what I mean. ¡Qué contorsionismo!
I wish you could’ve been… better.