A new day has come

En los estantes del supermercado nuevo, no tienen algunos productos a los que estaba acostumbrado. Poco o mucho, siempre asusta probar algo distinto. A mí sí, al menos. Pero aunque tenga que cambiar de gel de baño o de marcas de comida, prefiero que me traten bien las dependientas simpáticas. Iba siendo hora de pensar en mí.

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Hay cambios pequeños, hay cambios trascendentales, hay cambios que parecen (solo parecen) insignificantes. Todos dan vértigo y algo de pereza. Todos son necesarios para avanzar. Porque paso a paso, te acercas a esa persona que quieres ser, ese lugar donde quieres estar. No hay prisa pero sí muchas ganas, y las ganas siempre te propulsan más allá. ¿Ya te lo vas creyendo?  Sigue leyendo

Passing birds

¿Puedes pararte en el movimiento? Sería la única forma de conseguir una cosa y su opuesta. Porque me voy dando cuenta de que lo anhelamos todo. Una vida estable y agitada, disfrutar de nuestra soledad con el apoyo incondicional de una pareja, alguien que diga un sí taimado y también alguien que lo grite más fuerte. Lo queremos todo sin comprometernos a nada. Una libertad a medias en la que sentirnos cómodos.

Supongo que no podemos evitarlo. Nos dijeron que soñando todo ocurriría y lo creímos a pies juntillas. Y soñamos, y llegaron cosas, y siguieron apeteciéndonos otras. Contradicciones de la vida moderna cuando todo debería ser más sencillo.

Desde fuera, todo se ve tan claro. Ella debería apartarse de su ex, él tendría que apostar por la opción segura, el otro podría terminar de una en una sus historias en vez de pretender abarcarlas todas. Pero puede que solo estén, estemos jugando. Aprendiendo malabarismos. Y quizás esté bien así, porque si no hemos venido a jugar, ¿qué hacemos aquí?

Virtue’s Last Reward

El poder de tus decisiones. Virtue’s Last Reward te lo recuerda. Juega contigo, es hasta cruel. Intentas que todos ganen pero a veces te ves obligado a ser egoista para sobrevivir. Es inevitable. Afortunadamente, la estructura del juego anima a seguir intentándolo. ¿Podrás hacer lo correcto? ¿Y hasta dónde llegarás para lograrlo?

La historia empieza como una prueba de Saw: nueve personas se despiertan juntas, están atrapadas en un almacén. Tendrán que colaborar para escapar pero si consiguen traicionar al resto de su equipo, escaparán antes. Por el camino, muchas decisiones que tomar y decenas de puzzles por resolver.

Puzzles retorcidos pero (casi siempre) lógicos. Los hay de matemáticas, de deducción, de habilidad, de asociación de ideas, de agudeza visual. Qué subidón de autoestima al ver cómo vas mejorando en cada nueva estancia que investigas. Esto sí que es un brain training y no aquellos minijuegos de sumar 2+2 tan de moda hace unos años.

Admiro las intrigas que al final encajan todas sus piezas con la precisión de un reloj. Y Virtue’s Last Reward ofrece justamente eso. En su tramo final, los guionistas se lucen. Una lección de cómo construir una historia con elementos tan dispares como asesinatos en serie, un amor perdido o bioterrorismo (por mencionar datos que no sean demasiado spoiler… hay auténticas bizarradas que ellos consiguen enlazar).

Sería una de esas series de TV de las que todo el mundo habla. No ha salido en España y solo está disponible en inglés, pero hay que jugarlo. En 3DS o Vita, la elección es tuya. Será la primera de muchas. En palabras de Albert Espinosa: «No tengas miedo de ser la persona en quien te has convertido con tus decisiones.»