
Nunca llegamos a ir juntos a por ese helado del que tanto hablábamos. Era lo poco que compartíamos, hablar de sabores de helado, nuestra broma recurrente para sentir la compañía de una pantalla. En los demás temas apenas ahondábamos, solo vaguedades a las que nos aferrábamos con la avidez de quien no quiere romper el hechizo. Tampoco podíamos hacer otra cosa aquellos días. Cuando por fin llegó la posibilidad de quedar alguna tarde, no nos hicieron falta excusas: para los dos fue fácil dejar de hablar y así no tener que concretar lo soñado. Simplemente nuestras vidas siguieron su curso como dos ríos cercanos que nunca se cruzan.
Fotografía: Joel Muniz.
Banda sonora: Brigitte Laverne.