El otro día pasé por delante del bar al que íbamos todas las noches. Entonces era poco menos que nuestro mundo; sigue estando en la misma calle ancha, pero a la luz del sol me pareció más pequeño. A aquellas horas todavía estaba vacío y no me quedé a comprobar si después se llenaba como antes para escuchar los mismos chistes tristes de siempre. De todos nosotros, los dos que menos creían en el amor acabaron uno casándose y el otro sé que lo hará de un momento a otro. El que admiraba al DJ desde lejos, gracias a las carambolas del destino acabó enamorándole años más tarde, lejos de allí. El único que creía que nada es eterno ahora desearía haberse equivocado. Y el que escribía sobre los amores que nacen sigue haciéndolo porque escribir se convirtió en la única manera de mantener vivo ese sentimiento.
Fotografía: Chester Wade.
Banda sonora: Natalia Kills.