De tanto perderlo, acabé aprendiendo que mi tiempo también es importante. Me cansé de regalarlo como si no fuera nada. Esperar solo estuvo bien cuando algo llegaba. Y hubo tantas veces que una espera mía no condujo a lo que yo esperaba que ya solo camino. A mi ritmo, a mi gusto. Ningún paisaje puede retenerme ahora. A ratos disfruto esas vistas que paso de largo. Quizás freno un poco para fijarme en los detalles, apreciar algunas flores, los pinos recortándose contra el mar, pero enseguida continúo mi deambular tranquilo. Resulta que es verdad lo que decían: cuando a nadie espero todo llega.
Fotografía: Ariel Vela.
Banda sonora: Benjamin Ingrosso.