Puedes crear mil mundos, pero ninguna compañía. Se parece a volverse invisible: nadie propone, nadie llama ni responde. No eres lo bastante delgado ni lo bastante gordo, tienes una edad difusa, te faltaría pelo en el pecho para que se abrieran puertas o quizás es que te sobra vergüenza. Solo con simpatía ya no llegas a ninguna parte. Y así, poco a poco, por efecto contagio, te vas volviendo egoísta. Viajero de un avión transoceánico: mil películas al alcance para no acabar viendo ninguna.
Fotografía: Kyle J. Thompson.
Banda sonora: Florence + The Machine.