Estoy cómodo en la tibieza de poder contarlo todo a medias: historias con el drama justo donde yo no acabo llamándote de madrugada. Aquí todo parece bonito. Destaco la luz azulada entrando por la ventana y no la última vez que mis dedos se enredaron en el vello de tu pecho sabiendo que sería la última vez. Incluso ahora me aprovecho de lo que escribo. Juego a ser la víctima que ya no sufre o como mucho, un verdugo suave. Nunca describiré cómo tus latidos se aceleraban adelantándose a la crueldad que yo estaba a punto de soltarte. Me sentí un asesino pero eso no vende. Tampoco hablaré de las infusiones que tengo que tomar desde otoño para dormir bien. Ni del miedo a volver a sentir algo intenso que me descontrole. Sí, estoy cómodo en la tibieza de los recuerdos. Floto en un mundo a mi medida donde lo imprevisto ya lo conozco.
Fotografía: Théo Gosselin.
Banda sonora: Ariana Grande.