Me gusta la sensación de volver a casa. Me gusta tanto que a veces demoro ese momento. Decido no coger el metro, volver caminando aunque llueva un poco. Así disfruto de algunas canciones más, de mis edificios favoritos, siempre brillantes, y del paisaje transformándose calle a calle en mi barrio, las tiendas donde compro y esa otra donde no sé por qué todavía no he entrado. La última esquina. Pronto mis llaves giran, doy la luz, cierro la puerta, dejo las llaves en la bandeja. Siempre en este orden desde el primer día. En silencio, enciendo incienso antes de ponerme cómodo. Ya da igual lo que haga esta noche porque estoy en casa.
Fotografía: Theo Gosselin.