Cuando me volví a vestir lo hice con otra ropa, rezando para que creyeras en las segundas impresiones. No te había recibido en pijama pero casi: una camiseta vieja, los primeros pantalones limpios del armario. Iba a ser un polvo más, me daba igual cómo me vieras porque no volveríamos a vernos. Entonces entraste y algo cambió. Después de follar necesité que me vieras mejor vestido, conjuntado como para una cita. No sé si te diste cuenta del cambio. Te despediste con la misma simpatía del principio. Tú sí ibas guapo. Me propuse arreglarme siempre, aunque todavía no te conociera.
Fotografía: Sometimes quicky, sometimes slowly.