Esfuérzate. Haz cosas, cuídate, ponte mono. Todo no es suficiente. Él se lo pierde, pensarás para consolarte aunque en el fondo hayas perdido tú. Ser mejor que el otro no era garantía. Eso es lo más frustrante. Ojalá las reglas de la atracción fuera tan fáciles y lógicas. Pero da igual, ahora has empezado y no te planteas detener el proceso. Más que transformación, lo llamarías afinación. Como ese piano que recupera sus notas. Y así, casi sin darte cuenta, habrás cambiado por él pero saldrás ganando tú. Su cama no era un destino sino la mejor pista de despegue.