Todo acaba encontrando su lugar. Incluso las cosas de siempre brillan como nuevas al recolocarlas. Buscaban la luz y con un simple gesto se la diste. Parece mentira que cueste tan poco, que basten unas flores para que esa botella comprada en el aeropuerto pueda convertirse en jarrón y llenar toda la estancia. Más que de una segunda oportunidad, se trata de la primera, la única. Existir para algo concreto que descubres tarde. Pero lo descubres. Solo hay que combinar paciencia e impaciencia: ser capaz de esperar al momento exacto y reconocerlo a tiempo. Si no es aquí, será allí.

Fotografía: Sometimes quickly, sometimes slowly.