Hoy he vuelto a escuchar tu nombre. Me pregunto si siempre ocurrirá así a partir de ahora. Si seguiré adelante sin grandes esfuerzos, más o menos tranquilo, hasta que salte una canción y me acuerde de ti, de todo lo que significaste durante un tiempo. Si en realidad la tristeza no desaparecerá nunca, solo dejaré de percibirla, como unos calcetines después de la lluvia que a ratos ya no parecen empapados. Y te prometo que intento atesorarlo todo: los momentos buenos y las lecciones que aprendimos. Pero aun así no puedo evitarlo, pienso que ojalá el desenlace hubiera sido otro.