Si las cosas salieran como quiero, no quedaría espacio para la sorpresa. Sí lo habría para la calma. No sé qué prefiero. Me gustan ambas: calma y sorpresa. Ojalá supiera combinarlas. Ojalá supiera ser como tú, sentado en la orilla, olvidándote de todo, incluso de tu pareja en la toalla. Tú con las piernas cruzadas y casi meditando, relajado justo en ese punto de la arena al que solo llegan las olas más valientes. Mojándote sin que te importe, esperando paciente a que las olas con menos suerte regresen al mar para tomar impulso y volver a intentarlo hasta tocarte.
Fotografía: Théo Gosselin.
Se puede aprender a combinar muchas cosas. En realidad es más sencillo de lo que parece, todo es creer y hacerlo.