No sé hablar de poesía. Escribirla tampoco. Por eso admiro tanto a quienes la escriben. No suelo comprarla pero, de vez en cuando, algún libro de poesía salta a mis manos, como una libélula roja contra el pecho. Y le doy la bienvenida, porque a las cosas que te saltan encima hay que decirles hola con una sonrisa.
Limpieza y absorción es un pequeño poemario sobre el amor, la escritura, la vida en una ciudad, las piscinas azules, las guerras diarias. La monotonía y las cosas que la rompen. Dicho así parece poca cosa. Y en la mesa de la librería, verás que el libro es pequeño, diminuto incluso. Pero algo tiene que te hace cogerlo.
«¿Por qué las modelos nunca se acuestan con poetas?», pregunta la contraportada. Se ofrecen cuatro respuestas posibles y a ti se te ocurren muchas otras. También se te ocurren argumentos con los que rebatir la frase. Compras el libro, en cualquier caso. Para que te inspire, para que te remueva por dentro. Y lo hace. Le has dicho hola y él te ha abrazado. Es un buen libro de poemas, sí.