Dar con el disco del año es un poco como encontrar un hombre de verdad. Este año está difícil. Unos cuantos discos me han gustado, pero ninguno me ha trastocado hasta el punto de querer escucharlo día y noche. La Roux, Graffiti 6, Coldplay, Lea Michele, Mark Daumail… todos los cogí con ganas, sí, y estaban bien, pero solo eso: bien. Luego llegaron las decepciones. Kiesza, por ejemplo, nos fue regalando momentos inolvidables como Hideaway o Giant In My Heart, pero a la hora de la verdad no cumplió mis expectativas. Me dejó a medias. Suele ocurrir. No por eso te acostumbras, claro.
También escucho otros discos con los que no contaba, como el de Taylor Swift, que contiene varios temazos tarareables: Out Of The Woods o Shake It Off; lástima que el resto sea tan insulso. Sigue leyendo