Ante tantas críticas, lo único que sabes hacer es encogerte. O quizás ya te habías encogido antes y ellos lo aprovecharon. Una parte de ti, una parte demasiado grande a la que intentabas acallar sin éxito, cree que no serás capaz de hacerlo. El síndrome del impostor y todos esos conceptos científicos que de nada sirven cuando es a ti a quien duele. De golpe lo que tenía que ser divertido ha dejado de serlo. Así es la realidad con la que soñabas. Ahora solo queda una salida: crecerte. Confiar en el instinto de la primera vez, recordar aquella ilusión antes del foco y aplaudir en el aire aunque suene hueco.
Fotografía y banda sonora: Mahmood.