Fue uno de esos días en los que todo fluye tan fácil que parece que algo cambiará y será así siempre. Sin ajetreos, el ritmo de un fin de semana cualquiera, y eso está bien. Días que ni siquiera tuercen los platos recalentados ni las exposiciones malas: todo provoca risa. Días en los que dirías tantas cosas que no necesitas decir ninguna. Basta con caminar hacia el próximo destino. Guardo una foto de aquel día, y aunque ahora sé que nada cambió, mirándola sigo convencido de que algo diferente había. Quizás era tan etéreo que no teníamos que atraparlo, solo verlo y dejarlo pasar como las últimas horas de un domingo.
Fotografía: Théo Gosselin.
Banda sonora: Sonia Stein.