Funcionábamos mejor con él separándonos. Llegamos a soñar que ocurriría lo contrario. Qué ingenuos nos veo ahora en vuestro dormitorio, ya solo tuyo, mientras exageramos gemidos a este lado de las sábanas que has apartado para no mancharlas. Esta torpeza no la podemos achacar a un tercer par de brazos, a otras piernas que obstaculizaban el preciado acceso. Ya no. Liberados, descubrimos tarde que sin él nos falta algo: ese gancho que le daba sentido al chiste. Tanto espacio en la cama para no saber qué hacer con él. Será que cuando puedes hacer lo que quieres ya no quieres.
Fotografía: Sometimes quickly, sometimes slowly.
Somos así de raros, sólo queremos lo que no podemos obtener. Gran post! 😉
Si al menos conseguimos justo lo que necesitamos… que cantaban los Stones. ¡Un abrazo, Mau! 🙂