Come on and do it

«Un amigo que ha sacado un libro…», le contaba a una amiga. «Pero no el chico del otro día, otro que también es escritor». Y ella alucinaba, claro: ¿cuánta gente que escriba o publique libros puedes llegar a conocer? Y fotógrafos, y diseñadores, y dibujantes… La vida convertida en desfile de artistas.

Durante muchos años no fue así. Antes me quejaba, de hecho, porque no tenía nadie con quien hablar de libros o de escritura. Creía que se trataba de mala suerte, de no frecuentar los círculos apropiados. Me convencí de que decir con qué lectura andaba ahora sería como lanzar una botella al espacio, así que optaba por leer en silencio.

La solución, como suele ocurrir, estaba más cerca de lo que pensaba. En mi interior. Porque en cuanto retomé el hábito de escribir y lo compartí, enseguida llegó a mi vida gente que también escribe o que le gusta leer, gente que me recomienda y aconseja, que me enseña nuevas perspectivas, con la que disfruto hablando, a veces por las redes sociales y a veces cara a cara, de todos esos temas que me interesan.

Dicen que el optimismo atrae más optimismo. Me gustaría creer que algo parecido ocurre con la creatividad. Como en el vídeo del Holstee Manifesto, que ya he puesto otras veces por aquí: «Share your passion and do it often». Las ideas de otros te contagian; también su entusiasmo: verles con ganas de crear te inspira a crear a ti también. Es una botella de cava descorchada. Descubres nuevas bellezas a través de los ojos de otros y ya no paras.