
Hace tiempo que dejaste de creer en las señales. Guiarte por ellas te llevó a tantas calles en las que no querías estar que acabaste agotado. Mejor en casa, mejor el silencio, mejor ser como esos pájaros que se detienen un momento sobre el poste antes de volver a volar hacia ningún lado. Mejor así, sí, te repites, aunque una parte de ti piense aún en todos aquellos caminos que podrías haber tomado cuando no te quedaban fuerzas. Puede que las señales fueran un trampolín y sin ellas no puede haber piscina. Por eso, ahora desde la quietud te preguntas qué pasará si volvieras a confiar en ellas. A tu alrededor las señales continúan parpadeando, luces y sombras cambiantes: quizás baste con dejarse prender por alguna.
Texto y fotografías de Alex Pler.
Banda sonora de Dido.
